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Uno de los jugadores más destacados de la historia del Valencia CF como Mario Alberto Kempes ha cumplido un sueño. Han tenido que pasar 42 años desde la final del Mundial del 1978 en la que brilló a ojos de todo el planeta marcando dos goles a Países Bajos que hicieron a Argentina campeona del mundo, pero la espera ha valido la pena y el mítico ‘10’ por fin ha podido tocar ‘su’ copa por primera vez. Ha sucedido en Zúrich (Suiza), donde ha visitado el Museo de la FIFA. Allí, después de llevar a cabo un recorrido lleno de historia, Kempes ha podido tocar por primera vez un trofeo que le ayudó a consagrarse como un icono mundial, dándole otra dimensión como futbolista al proclamarse campeón, máximo goleador y lucir como el mejor jugador del torneo más importante de selecciones, algo que logró en su etapa como jugador del Valencia CF.
“Cuando ganamos el Mundial no la pude tocar, finalmente pude tenerla en mis manos”, escribía el argentino en redes sociales instantes después de tener su primer momento a solas con el trofeo. Sus palabras a FIFA TV estaban están llenas de emoción: “Uno se emociona, si nos ponemos a contar cuántos jugadores han jugado el Mundial y tan poquitos son los que han conseguido levantar el trofeo… Yo he sido uno de los pocos afortunados. Reencontrarme otra vez con el trofeo es algo espectacular, hoy tuve la oportunidad de disfrutar de la copa, de darle unos besos. Me he sentido muy bien, a medida que te vas haciendo mayor el sentimiento de tiempos pasados te hace recordar cosas lindas”.
La sensación de Kempes al estar junto a la copa no tiene precio. “La emoción, los latidos del corazón al acercarme a ella… No los puedo transmitir con palabras, volvieron a mi memoria todas las imágenes de aquella gran final”, expresa. El ‘10’ fue el auténtico héroe de Argentina en aquella final de junio de 1978, pero curiosamente ni siquiera llegó a tocar la copa. “No se te cae una lágrima, pero casi”, decía al hacerlo por primera vez. En aquella ocasión el Monumental de Buenos Aires se desbordó de alegría al final de la prórroga. Argentina se proclamaba campeona del mundo en casa y se formó tal tumulto que llegar donde estaba el trofeo fue imposible. El héroe del partido, de hecho, ni siquiera pudo acercarse a saludar a Videla, entonces presidente. Esta historia del ‘Matador’ merecía un buen final… Aunque haya tardado 42 años.
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